Una Matemática para tomar en cuenta
Una breve reflexión sobre el plagio
Profesora Daniuska González(*)
En el número 18 de Universalia (Octubre 2002-Marzo 2003), Lourdes Sifontes, Decana de Estudios Generales y profesora del Departamento de Lengua y Literatura, comentaba acerca del problema del plagio entre nuestros estudiantes. Ciertamente, es un problema, y apunto más: un problema grave y con tendencia a incrementarse.
Todos los trimestres utilizo una de las primeras clases para conversar acerca del plagio: leo el artículo de la colega Sifontes, explico sobre él, intercambio y oriento información, NADA. Al final, muchos de los trabajos tienen frases que parecen escritas por Vargas Llosa o J. M. Coetzee, el último Premio Nobel de Literatura -durante el trimestre, esos mismos estudiantes demostraron dificultades con la redacción o la ortografía, por ejemplo-; o estructuras idénticas a las de los textos publicados en esa Hermandad de la Costa (tal carácter de pirata posee) que se llama “elrincondelvago”; y otros, simplemente con un cambio en el título, son bajados textualmente de internet y, de paso, utilizados tanto para Lenguaje como para Ciencias Sociales. “Total, no vamos a estudiar ni Letras ni Ciencias Políticas”, es el pensamiento tecnócrata que parece regir.
La problemática señala, sin embargo, otros espacios que no debemos pasar por alto. En primer lugar, la pésima formación en el bachillerato que arrastran nuestros alumnos. Hace dos trimestres, una estudiante, a quien reclamé en una evaluación ciertas frases ajenas, me confesó que era la primera vez que un profesor le hacía tal señalamiento; antes, copiaba fragmentos de artículos de internet, los ensamblaba y los presentaba como suyos, los profesores la felicitaban y ¡20 seguro! Tan seguro que
le permitió, junto con otras circunstancias, entrar a nuestra universidad.
Luego -y rasguémonos las vestiduras- están nuestros colegas quienes, por no meterse en líos, o por falta de rigurosidad a la hora de calificar un trabajo -¿saben?, el tiempo no me alcanza-, dejan pasar por alto este tipo de situaciones, y lo único que se logra -¿saben?- es que cuando otro profesor recibe al estudiante, quien ya se acostumbró a plagiar, entonces viene el problema (cuando no la agresión verbal y alguna que otra “actitud ofendida” que, por cierto, en mi caso, ha pasado por amenazas de denunciarme ante el rector, como si el delito lo hubiera cometido yo).
A juicio personal -y no juzgo, sólo observo- lo más preocupante reside en el hecho de que a quién le interesa verdaderamente si un estudiante plagia. ¿A sus compañeros? Tuve la edad de quienes ahora son mis alumnos, sé del compañerismo y de la “amistad” (sí, entrecomillada), sin embargo, he escuchado a estudiantes reconociendo la copia de un texto ante otros y estos reírse de la nota que logró de tal profesor. “Lo que hoy hace él, mañana lo haré yo”, pensarán; pero, viendo a futuro, cualquiera de ellos, cuando se gradúe como ingeniero, arquitecto o licenciado, será capaz de plagiar el proyecto de un colega o de robar intelectualmente una idea novedosa.
Lamentablemente, ha crecido como estudiante con esa patente de corso. Por su parte, para los profesores resulta agobiante el camino para que un alumno sea expulsado por plagio de la institución, de ahí que coloquemos cero (y algunos estudiantes logran pasar con el acumulado) y borrón y cuenta nueva -bueno, cuando antes se podía poner cero, ahora hay que ponerle 1-.
Pero, ¿y la solución de este problema? Porque no se trata simplemente de insistir sobre el plagio, sino de encontrar un camino para, al menos, reducirlo (aunque lo ideal es erradicarlo). Considero que la parte fundamental recae en los profesores (sí, en nosotros, agobiados por investigaciones, doctorados, cursos y ocupaciones académico-administrativas). A cualquier precio, hay que diseccionar los artículos y los ensayos que entregan los estudiantes; insistir en una especie de carpeta de textos que permita apreciar el verdadero estilo y el método de trabajo, y que sólo se logra con evaluaciones en clases; y, sobre todo, detenerse sin prisa en las correcciones. Y, por supuesto, no dudar en la anulación de un trabajo y en enfrentar al estudiante con la verdad, que se sienta descubierto como lo que es: un vulgar estafador.
En este momento de meritocracias cuestionadas, ya no se trata de formar a un mejor estudiante sino a un mejor ciudadano.
(*) Departamento de Lengua y Literatura
Universalia nº 22 Sep-Dic 2004
Algunas Matemáticas del Hambre
Si tomamos en cuenta los precios internacionales de los alimentos para este mes que según la FAO son de USD 1.055 la tonelada de cambures, 4.144 la tonelada de carne bovina, 425 la de arroz, 1.692 el pescado, 2.062 el pollo y 345 el trigo. Si calculamos por ejemplo una dieta promedio de 150 gramos de cambur, 150 gramos de res, 200 de arroz, 100 de pescado, 200 de pollo y 200 de trigo, la alimentación de una persona por un día tendría un costo de USD 1,52 y asumiendo que la preparación de estos alimentos dupliquen el costo, estaríamos por el orden de los 3 dólares por persona al día, considerando la más ineficiente forma de distribución. Extrapolando, alimentar a 10 millones tendría un costo de 30 millones de dólares al día. Estos datos pueden ser consultados en http://www.fao.org/economic/est/statistical-data/est-cpd/en/.
La FAO ha declarado en emergencia dos regiones del sur de Somalia, casi 4 millones de personas requieren atención urgente, mas 10 millones podrían estarlo en las próximas semanas.
Por
otro lado, leo en http://tinyurl.com/3vk8lfn que los estadounidenses
han gastado solo en Libia 715 millones de dólares, sobra decir que en
cosas para matar gente, unos 24 días de comida para 10 millones de
personas, eso sin contar los más de 10.000.0000 millones que ha costado
la guerra en en Afganistán. Cualquier cosa que diga de aquí en adelante
será mi opinión. La cual no interesa en este momento.
Publicado por JeanPier en 10:15
Otras Matemáticas del Dolor
Los ojos te cuentan, lo que nunca debería contarse, ni menos aún volverse estadística como lamentablemente se hizo costumbre: Que bombarden tu hogar y no en nintendo, y que te veas entre humo, escombros y sangre preguntándote por qué te salvaste tú y no tus niñas, ni tu pareja... paren Uds. de contar, y ellos paren de matar.
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